“Detuvieron a mi esposo mientras estaba en la iglesia”: la captura de un hondureño que evidencia cómo Trump fortaleció la política migratoria de EE.UU.

Wilson Velásquez rezaba, como cada domingo, en una iglesia cristiana de la periferia de Atlanta (Georgia) cuando el grillete electrónico que llevaba en su tobillo comenzó a vibrar.
Frente a la puerta del templo lo estaban esperando agentes migratorios de Estados Unidos, explicó a BBC Mundo su esposa, Kenia Colindres.
«Lo esposaron y se lo llevaron», lamenta.
Ella y los tres hijos de la pareja quedaron conmocionados dentro de la iglesia, donde se congregaban unos 70 feligreses.
Wilson Velásquez, de 38 años, es uno de los 957 extranjeros en situación irregular arrestados el domingo, según anunció el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Se trata de la mayor cifra en un solo día desde que el pasado lunes 20 asumiera el mando el presidente Donald Trump bajo la promesa de deportar en masa de Estados Unidos a los migrantes en situación irregular.
Con permiso de trabajo y sin antecedentes
Wilson Velásquez, de 38 años, fue arrestado y puesto en proceso de deportación pese a carecer de antecedentes y contar con permiso de trabajo provisional, según su esposa.
Wilson, Kenia y sus tres hijos menores llegaron hace dos años a Estados Unidos desde Puerto Cortés, una ciudad costera de unos 130.000 habitantes al norte de San Pedro Sula, en Honduras.
Aunque entraron de forma ilegal -fue entonces cuando a Wilson le impusieron el grillete y restricciones de movimiento- estaban en proceso de regularizar su estatus migratorio en Estados Unidos.
Kenia asegura que su esposo ya tenía una tarjeta de identificación, número de seguridad social y permiso de trabajo.
Trabajaba en un negocio de venta y reparación de llantas cerca de su domicilio en los suburbios de Atlanta, y asistía puntualmente a las citas requeridas por las autoridades migratorias, indica.
Asegura que su esposo carece de antecedentes penales y nunca tuvo problemas con la ley, ni siquiera infracciones de tráfico.